Calle Valle Inclán, 8. Barrio del Oeste, Salamanca

+34 923 22 05 89

+34 601 15 34 72

La Cabina

cabina-montaje

La Cabina

El teléfono de la cabina más usada  en Salamanca es la de la Plaza del Oeste aunque nunca veamos a nadie usarla…Y es que, aunque son un icono de otra época, en la actualidad no tienen demasiada razón de ser dado que prácticamente todo el mundo tiene un teléfono móvil,  y en la mayoría de ellas no se realiza ninguna llamada.
Como recoge en el libro «Historias de las telecomunicaciones» José de la Peña, director de Educación y Conocimiento en Red de Telefónica, las primeras cabinas en la calle datan de fines de la centuria decimonónica en países como Gran Bretaña. Antes, los primeros teléfonos públicos, desplegados para difundir el uso y la demanda de la nueva tecnología y ofrecidos a los usuarios como una «experiencia inolvidable», fueron «pequeñas casetas con cortinas situadas en el interior de tiendas». «Pronto se demostró que no era la solución idónea», escribe De la Peña. Lo explica así: «Las mujeres, que fueron desde el principio los consumidores más entusiastas del teléfono, no podían, en el entorno de las costumbres de la época eduardiana, entrar solas en una tienda a riesgo de adquirir una mala reputación». Y los tenderos a menudo sólo permitían utilizar el teléfono si se compraba algo.

Cuando llegan a España, la tecnología ya está más depurada. Uno de los hitos principales se produce en 1928, con la comercialización de los primeros teléfonos públicos urbanos de fichas.  La Revista Telefónica Española publicitada así aquel servicio en 1928: «Cualquier paseante de la calle a quien se le ocurra súbitamente telefonear a determinada persona, puede hacerlo por medio de una estación de pago previo. A veces es un abonado que recuerda, ya lejos de su casa, que ha olvidado llamar a una persona que está esperando esa comunicación. En general, cualquier caso de urgencia que nos suceda en la vía pública, podemos resolverlo mediante una estación telefónica de previo pago».

No eran exactamente cabinas, sino teléfonos públicos, y funcionaban introduciendo una ficha por una ranura que accionaba un contacto eléctrico para que una luz avisara a la telefonista de la centralita de turno de que se deseaba comunicar. En 1967 la compañía entonces pública comenzó la sustitución de esos teléfonos por nuevos aparatos adaptados para monedas de peseta.

También en 1967, Telefónica inauguró un nuevo servicio público: teléfonos en cabinas desde las cuales se podían establecer conferencias directas (sin intervención de operadora) con otras localidades que también dispusieran de centralitas automáticas. La expansión y modernización continuó en los años setenta. La cabina se consolidó como servicio público imprescindible en ciudades y pueblos. Y como un buen negocio. En 1974, los teléfonos se adaptaron para funcionar con monedas de cinco pesetas (el «duro»)

Cerca ya de los años 80, en el cine  Superman se vestía en una cabina, mientras la red de teléfonos públicos seguía creciendo. Aparecieron las cabinas abiertas, las accesibles para los discapacitados, las que aceptaban el pago por tarjeta electrónica…Ya con los teléfonos móviles en el mercado, la facturación de cabinas y locutorios mantuvo un nivel relevante en los años 90, favorecida por la llegada masiva de inmigrantes y por el turismo. Su desaparición puede decidirse en pocos meses . Será también el final de las 3 cabinas que quedan en el Barrio del Oeste

En la imagen. Cabina telefónica en el Barrio del Oeste que ha sido intervenida artísticamente para mejor su anterior aspecto de suciedad y vandalismo

Mantente informado de todas nuestras publicaciones y novedades desde nuestras RRSS:

Facebook

Twitter

Instagram

Compartir
Sin comentarios

Publica un comentario