Adares, el privilegio de un poeta humilde

08 Ene Adares, el privilegio de un poeta humilde

Salamanca rinde homenaje al poeta del Corrillo con una escultura realizada por Agustín Casillas.

La Plaza del Corrillo estuvo habitada durante más de 20 años por Remigio González Adares. Su poesía ocupó las escaleras de un rincón convertido en “Cátedra de Piedra”, hasta que el poeta murió en 2001. Desde el pasado 27 de diciembre, la figura de Adares ha vuelto a su Plaza del Corrillo de la que muchos creemos que nunca se fue. Y lo ha hecho convertido en una escultura de 2 metros labrada en bronce y realizada por Agustín Casillas. Y si la figura de Adares recupera su presencia en la ciudad, es gracias a Raúl Vacas, Paco Gómez Bueno y Juan Borrego, periodistas y poetas.
Un acto de justicia poética que se lleva a cabo tras dieciséis años de espera. “Un tipo controvertido y subversivo, incluso molesto para algunos, pero lo importante es que se ha hecho el reconocimiento”, apunta Vacas. Era paisaje urbano y una riqueza que tenía la ciudad de visita obligada, señala Gómez. ¿Quién no se detuvo a escuchar las palabras de Adares o a comprar uno de sus poemarios? Turistas extranjeros, nacionales, políticos de visita oficial a la ciudad o salmantinos en su día a día, pasaron ante la mirada de este poeta que siempre tenía una palabra y un buen gesto.
 
https://youtu.be/pQpqw9I02Ig
 
Quienes siguen recordando su figura y su obra, podrán hacerlo con actividades que se irán produciendo de ahora en adelante en ese espacio, en el que se volverán a “atar” de nuevo las columnas presididas por el trapo rojo a modo de bandera de Salamanca, como hacía Adares cada día.

 
Adares, como icono y personaje al margen de la cultura más establecida, tenía una capacidad de atracción incomparable, pero luego está su obra, lo que escribía y ofrecía en las escaleras del Corrillo que tenía mucho valor. Adares inventaba palabras, órdenes imposibles, introducía términos rurales impensables en otros contextos, añade Paco Gómez, para quien es necesario reivindicar esta forma de hacer poesía. Algo que comparte Raúl Vacas, aún reconociendo “la dificultad de algunos de sus poemas, pero su valía poética era indiscutible, sin haber tenido una formación filológica. Él, como poeta autodidacta,  mencionaba mucho a León Felipe y defendía todo tipo de poesía y poetas, sobre todo a los más jóvenes y nuevos en la ciudad, actuando de mecenas con todos ellos”.
Escucha la charla que hemos mantenido con Paco Gómez y Raúl Vacas en Historias del Oeste:

 

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